miércoles, 25 de julio de 2012

La casa de la familia Anastas y sus tres muros de hormigón

La casa de la familia Anastas
Foto: anastas-bethlehem.com


"Mi nombre es Claire Anastas. Vivo con mi marido, mis cuatro hijos y mi madre en una casa rodeada por tres lados por un muro de hormigón de nueve metros de alto".

A las afueras de Belén se encuentra la casa de la familia Anastas situada en la calle Hebrón, una vía que hace diez años comunicaba la ciudad con Jerusalén y que además era muy transitada debido a su cercanía a la bíblica tumba de Raquel, la esposa de Jacob.

Miles de turistas pasaban todos los meses por delante del edificio en el que está familia palestina vivía y regentaba una "exitosa" tienda de souvenirs, según explica Claire Anastas. "La localización era perfecta ya que estaba cerca de la tumba y a tan solo 20 minutos de la Iglesia de la Natividad andando por la misma carretera", recuerda.

Pero en septiembre de 2002, las Fuerzas de Defensa de Israel levantaron sin previo aviso una pared de hormigón que cercenó la casa del mundo exterior. Un muro gris con forma de "U" separó a los Anastas de sus familiares, de sus amigos y acabó con su negocio de artículos de recuerdo.

Para comprender por qué la barrera de (añada aquí seguridad, separación o anexión; según su ideología)  hace esa extraña forma hay que entender algunos factores religiosos, militares y políticos que poco tendrían que preocupar a esta familia católica palestina.

La casa se encuentra entre la tumba de Raquel y una base militar israelí. Raquel fue la segunda esposa de Jacob y su sepulcro tiene gran importancia religiosa para cristianos, musulmanes y judíos (siendo el tercer lugar más sagrado para el judaísmo).


Claire Anastas nos recibe en su tienda. En una hora de entrevista no entro ningún cliente.
Foto: Jon Tripp
Tras la firma del acuerdo Oslo II en 1995, la tumba de Raquel se catalogó como zona de control israelí (Área C) mientras que el resto de la ciudad de Belén pasó a ser controlada por la recién creada Autoridad Nacional Palestina (Área A).

Según ese acuerdo, Israel levantó una base militar a pocos metros de la casa de los Anastas con el fin de proteger a los peregrinos judíos que quisieran visitar la tumba de Raquel.

"Todo cambió tras el control militar en los años 90: bloquearon de la carretera, construyeron una gran valla entre el campo militar y la tumba de Raquel; y pusieron un checkpoint. Cada vez había menos gente y la calle se lleno de militares. Teníamos militares enfrente de la casa las 24 horas al día. Se convirtió en algo terrible", explica Claire.

A finales de 2001 (durante la Segunda Intifada) la tumba de Raquel fue escenario de duros enfrentamientos entre palestinos e israelíes durante más de 40 días por lo que las Fuerzas de Defensa de Israel impusieron toque de queda en todo Belén.

"Nos tuvieron 40 días encerrados. Nos moríamos de hambre. Teníamos que estar en casa a la hora establecida porque si no podían dispararnos. Además, el ejército israelí utilizaba mi casa como base militar usando el tejado como puesto de observación y quedándose a dormir cuándo creían conveniente. Luego en 2002, sufrimos toques de queda durante un año y medio", comenta.

Durante los dos primeros años de la Segunda Intifada (2000-2002), más de 250 personas murieron en Israel debido a atentados suicidas dirigidos por grupos palestinos.

El gobierno de Israel tomó la decisión de levantar la barrera en Cisjordania a mediados de 2002 con el fin de reducir la movilidad de los palestinos a la hora de entrar en Israel y así mejorar la seguridad del país. Al encontrarse entre la tumba de Raquel y la base militar (Área C de control israelí), la casa de los Anastas quedó aislada por el muro. Esto se ve mejor en un plano que he colocado al final.

"Levantaron el muro en un día. Los niños se fueron al colegio y cuando volvieron se encontraron la casa rodeada por tres lados", afirma Claire.

La familia de John Anastas, el padre, quedó al otro lado por lo que necesitan un permiso para poder pasar y visitarles.

Claire afirma que solo suelen recibir el permiso en fiestas religiosas como Navidad y Semana Santa, aunque confiesa que la tienda de souvenirs les da mayor facilidad para conseguir un permiso a través del Ministerio de Turismo de Israel.

Su tienda aún funciona, pero los turistas ya no pasan porque por la calle Hebrón pasa una pared de hormigón.

"Perdimos el negocio, fuimos a la quiebra y uno de los grandes problemas ha sido encontrar una nueva fuente de ingresos", comenta.

Pregunto a Claire si han recibido alguna compensación por parte del gobierno israelí o alguna ayuda de la Autoridad Nacional Palestina.

"Los políticos nos ignoran, nos olvidaron. Los de nuestro lado también. En vez de apoyarnos, nos cortaron la electricidad durante la Segunda Intifada durante cuatro meses porque no podíamos pagar las facturas. Ellos vienen, se hacen fotos pero no hacen nada. Los civiles somos las víctimas", opina con rabia.

John Anastas, trabaja ahora como mecánico y con su sueldo sustenta al resto de la familia. También han convertido parte de la casa en hostal pero la localización no resulta muy atractiva para los turistas por lo que está prácticamente vacío durante todo el año, según explica Claire. "La tienda sigue abierta pero apenas tengo clientes", afirma.

¿Habéis pensado marcharos?

"No, no queremos. Esta es nuestra casa. Nos han intentado obligar a que nos vayamos pero no queremos". Sin embargo, Claire reconoce que aquí no hay futuro y sus hijos quieren irse. "¿Qué clase de futuro pueden tener aquí? Esto es una prisión gigante".

Foto: Adrian Espallargas

Foto: Adrian Espallargas
Desde la tienda de Claire Anastas podemos ver el muro.
Foto: Jon Tripp

Foto: anastas-bethlehem.com

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