lunes, 6 de agosto de 2012

Arnold Roth: "El muro es la única forma de mantener a los monstruos fuera"

Malki Roth tenía 15 años cuando disfrutaba de una tarde de verano en la pizzería Sbarro situada en la calle Jaffa en el centro de Jerusalén con sus amigos. Eran las dos de la tarde del 9 de Agosto de 2001 en una de las zonas más concurridas de la ciudad cuando Izz al-Din Shuheil el-Masri entró en la pizzería portando un estuche de guitarra cargando entre 5 y 10 kilos de explosivos. El resultado: 15 muertos, 130 heridos y una mujer que lleva en coma desde entonces. La joven Malki Roth estuvo entre esos quince.

El ataque de la pizzería Sbarro fue uno de los más duros que sufrió Israel durante la Segunda Intifada. 

"Este atentado cambio el carácter del país porque era la primera vez que un restaurante era objeto de este tipo de ataque", explica Arnold Roth, padre de Malki. Hasta entonces, la mayoría de los atentados suicidas se habían producido principalmente autobuses y raramente en lugares públicos.


"Desde ese día tienes controles de seguridad en muchos restaurantes y en cualquier sitio que sea atractivo para que algún terrorista pueda ir e inmolarse", comenta.

Ataques como este han hecho que la seguridad se convierta en una prioridad para unos, y una obsesión para otros. Posiblemente, Israel sea el único país del mundo en el que te vigilan más a la entrada de un supermercado que a la salida. Es decir, no están tan preocupados de que la gente robe sino de lo que puedan hacer dentro.

Desde septiembre de 2000 hasta el 9 de agosto de 2001, Hamás y la Yihad Islámica Palestina habían llevado a cabo 27 atentados en Israel  provocando 45 muertos y 221 heridos. Como respuesta al atentado del Sbarro Pizza, Israel cerró la oficina de la Autoridad Palestina en Jerusalén Este confiscando material informático e información confidencial.

Sin embargo, los ataques suicidas continuaron e Israel sufrió 31 atentados más en los siguientes nueve meses. Tras el atentado del Hotel Park en Netanya (30 muertos) a finales de marzo de 2002, Israel inició operaciones militares en Cisjordania y la construcción de la barrera.

Para Arnold Roth, construir esta barrera ha sido algo positivo porque ha reducido el número de atentados suicidas en los últimos años.  "Cuando fui a la Corte Internacional de Justicia como portavoz de Israel dije que si salva vidas nadie tiene el derecho a criticarlo. Si alguien tiene una mejor manera para salvar vidas, créeme, los Israelíes estamos deseando oírla", añade Arnold.

Como comentaba en esta entrada, la barrera ha ayudado a reducir el número de atentados suicidas en Israel. Por lo tanto, recuerdo a Arnold que no sigue la "Green Line" de 1949, quedándose Israel con tierras que deberían pertenecer al futuro Estado Palestino. 

"Ese planteamiento está claramente equivocado ya que no se trata de eso", responde.

"Si quisiéramos crear apartheid o destruirlos podríamos hacerlo. Tenemos el poder suficiente. Pero no lo hacemos porque no queremos. No está en nuestra moralidad. La barrera no roba tierras ya que podría haber sido perfectamente desplazada 100 km al este y habernos quedado con todo", añade.

¿Pero no crees que se podían haber buscado mejores soluciones antes que levantar una barrera?

"No, no hay otra manera. Es la única forma de mantener a los monstruos ( se refiere a los terroristas) fuera".

Volviendo al atentado de la pizzería Sbarro, creo que es importante conocer el papel desempeñado por Ahlam Tamimi. Tamimi era una joven periodista jordana que trabajaba en el canal de televisión de la Autoridad Nacional Palestina. Ella era agente de Hamás y fue una de las responsables en diseñar, planear y elegir la pizzería como lugar del ataque. A su vez, fue la encargada de acompañar a Shuheil el-Masri al restaurante el 9 de agosto de 2001.

"Ella dejó al hombre frente a la pizzería y luego tomó un autobús de vuelta a Ramallah. A las siete de la tarde estaba en televisión dando las noticias sobre el atentado en el que ella había colaborado", comenta Arnold.

Al mes siguiente, Ahlam Tamimi fue arrestada y condenada a 16 cadenas perpetuas. Lejos de arrepentirse, ha declarado en varias ocasiones sentirse orgullosa de lo ocurrido además de asegurar que volvería hacerlo si tuviera de nuevo oportunidad.

A pesar de la dura sentencia impuesta por la justicia israelí, Tamimi solo cumplió 10 años de condena ya que en octubre del año pasado formó parte de los 1.027 prisioneros que fueron intercambiados entre Israel y Hamás por el soldado israelí Gilad Schalit. 

Desde que supieron que iba a ser liberada, Arnold y su mujer fueron muy activos con el fin de eliminar su nombre de la lista final.

"Reunimos más de 2.000 firmas en dos días y pedimos al primer ministro que la eliminará de la lista porque ella es diferente del resto de prisioneros. Ella esta activa, no se arrepiente, y dice que volvería hacerlo de nuevo", comenta Arnold.

Sin embargo, Tamimi salió de la cárcel y desde entonces tiene un programa semanal en la televisión Al-Aqsa perteneciente a Hamás. Aquí un minuto de la entrevista que le hizo un canal árabe en el que básicamente se enorgullece del atentado. Subtítulos en inglés.



Si Ahlam Tamimi se acercara a ti y dijera: "Arnold, lo siento. Todo esto fue un error". ¿Qué responderías?

"Sí, absolutamente. Si alguien del otro lado viniera a disculparse le perdonaríamos. Pero eso es otro mundo, es otra realidad y si sueñas que eso puede pasar significa que no entiendes nada de lo que sucede aquí", comenta.

Tan solo 30 días después del asesinato de Malki, Arnold creó una ONG con el nombre de su hija: "The Malki Foundation". Esta organización ayuda a alrededor de 3.500 niños discapacitados en Israel. Arnold tiene un hijo minusválido y consideraba que las ayudas que ofrece el gobierno resultan insuficientes para este tipo de casos. De esta manera ayudan a los demás a la vez que recuerdan la memoria de su hija Malki.

"La lección que me gustaría enseñar a otra gente es que no puedes negociar con el terrorismo. Lo que sí puedes hacer son buenas acciones dentro de tu propia sociedad y así traer algo de luz para vencer a todos aquellos que viven en la oscuridad. Pero a su vez tienes que proteger tu sociedad, a tu país y tu cultura con el fin de mantener a tus hijos sanos y salvos. Y si eso significa levantar un muro entre nosotros y ellos... por supuesto vamos a hacerlo", sentencia Arnold.

Arnold Roth.
Foto: Adrián Espallargas



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